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Desde que fue contratado, Abdul ha nadado una distancia equivalente al Canal de la Mancha, la zona marítima que separa Francia de Inglaterra. Ayudado de un pequeño flotador y con todas sus pertenencias dentro de una bolsa de plástico, Abdul se introduce en el río ya sea verano o invierno. Con paciencia, recorre los 100 metros de margen que separan las dos orillas, para llegar a tiempo clase y enseñar a sus alumnos.
Afortunadamente Abdul no tuvo miedo, ya de niño jugaba en el río y decidió tomar este atajo. Hoy se muestra orgulloso de su decisión, la cual le permite hacer ejercicio, estar en contacto con la naturaleza y llevar una vida saludable. Sus alumnos le admiran, y con frecuencia se dejan aconsejar por él. Incluso le han solicitado que les enseñe a nadar. “Además de la natación, también recibimos consejos del señor Abdul sobre cómo llevar una vida saludable”, dice un estudiante. “También intento educarles en el respeto a la naturaleza.
Y en más de una ocasión he bajado con mis alumnos hasta el río para limpiarlo.” declara Abdul.
El esfuerzo de Abdul no ha pasado desapercibido, lo que le ha servido para ganarse el respeto de alumnos, padres y compañeros.
El pasado 3 de octubre de 2014, el Comité del Congreso de Distrito y el presidente de la Asamblea le concedieron un reconocimiento a su labor. La historia de Abdul se ha convertido en motivo de inspiración para millones de personas en el mundo, quienes han tomado interés en su situación, haciendo donaciones para crear un puente o regalarle un bote de fibra de vidrio, con la intención de hacerle más cómodo el viaje cuando vaya envejeciendo.
Otro ejemplo más de superación en nombre de la educación infantil, que se une a aquellos 18 impresionantes y peligrosos caminos que algunos niños tienen que recorrer para ir al colegio.
Fuente: newindianexpress.com